La seguridad es primordial en la sociedad actual, a pesar de
ello estamos ante una lucha. Una lucha entre seguridad y libertad. Es decir,
¿Hasta qué punto vamos a seguir eliminando libertades por nuestra seguridad?
¿Cuál es la línea que separa la vigilancia de la ciudadanía de la libertad del
ciudadano?
Cada día tenemos más leyes que nos llevan hacia un estado
vigilante que coarta nuestros movimientos de acción civil. La ley mordaza, los
cables de WikiLeaks, el caso Snowden, etc.
Son muestras que nos indican que nos encontramos en una sociedad
vigilante donde el Leviatán del que hablaba Hobbes cada día abarca más espacio.
EEUU como adalid de la libertad, al menos sobre el papel, se está destapando
como un auténtico controlador de Estados que espía hasta a sus propios aliados
(Alemania, Gran Bretaña…). Es entendible que se espíe a países como Rusia o
China, pero espiar a tus propios aliados rompe cualquier lazo de confianza.
Un ejemplo de esta dualidad -seguridad y libertad- sería la
lucha contra el terrorismo en la que nos encontramos como sociedad. Hace pocas
semanas tuvimos otro atentando en Barcelona. Por este atentado, los que han ocurrido
y los que ocurrirán, me asaltan muchas preguntas. ¿Hasta qué punto vamos a violar derechos para
conseguir que el terrorismo no siga ocurriendo? Es decir ¿Vale todo para acabar
con el terrorismo? En este punto creo que, si usamos sus mismas armas esto nos
conduce hacia una pérdida de libertades individuales y colectivas.
Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en
estos hechos. Y en muchos casos se trata la información con doble rasero. Un
árabe que atenta en Europa se considera terrorista y efectivamente, en el 99%
de los casos está relacionado. Pero en el caso Breibik, nazi convencido, que
mató a integrantes del partido socialista noruego en una isla, no se le
consideró como tal.
Si analizamos las noticias con detenimiento podemos encontrarnos
con un aumento de noticias sobre inmigrantes que son tratados como auténticos
delincuentes que atentan contra nuestra seguridad. Mucha gente, e incluso desde
el gobierno se ha justificado la no entrada de refugiados en Europa para
prevenirnos de ataques terroristas ya que, podrían estar infiltrados.
Estos argumentos que utilizan los prejuicios como pantalla protectora crean una
continua vigilancia social hacia el “otro” que viene de fuera.
Si perdemos el objetivo principal que tiene la democracia, que
es la libertad de sus pueblos, repito, libertades tanto sociales como
individuales. ¿En qué queda la democracia? ¿Estamos dispuestos a vivir en una
cárcel de oro?
Comentarios
Publicar un comentario